· A partir de sus actuaciones se logró que un 25 por 100 de los montes de titularidad pública no se vendiera a particulares como pretendía el Ministerio de Hacienda de la época · Cofundador de la Escuela de Montes de Villaviciosa de Odón y creador del Cuerpo de Ingenieros de Montes, del que fue Inspector General, ayudó a frenar la regresión de los bosques ibéricos, muy mermados a finales del siglo XIX y en grave riesgo de haber pasado a manos de particulares · Sus seguidores articularon un movimiento en defensa de los bosques, oponiéndose a la enajenación de 12.500.000 hectáreas de montes públicos que aún quedaban tras las sucesivas desamortizaciones Además de ser el primer inspector de los bosques patrimonio de la Corona, Agustín Pascual (1818-1884) se empeñó y logró poner en marcha una Administración Forestal de la nación, con una Escuela de Montes y un Cuerpo de Ingenieros cualificado y dispuesto a frenar el regresivo estado en que se encontraban los bosques ibéricos en el siglo XIX. Poco o nada conocido por los ciudadanos e, incluso, en el sector del que fue impulsor, la Real Academia de Ingeniería ha querido rendirle un homenaje que tendrá lugar en Madrid y Segovia, los días 23 y 24 de abril. El Monte de Valsaín, la Casa de Campo, los Montes del Pardo y otros tesoros medioambientales de nuestro país son espacios naturales emblemáticos y muy apreciados que tal vez no hubieran sobrevivido hasta nuestros días de no haber triunfado las tesis conservacionistas del ilustre madrileño Agustín Pascual, a quien la RAI rescata ahora del olvido. Al pasear plácidamente por muchos de estos parajes pocos conocen la dura batalla que Pascual y sus seguidores tuvieron que librar, en el siglo XIX, para impedir su arrasamiento total. a.. Pascual defendía que la riqueza forestal gana más si es administrada por el Estado que por los particulares, iniciando desde el Ministerio de Fomento una larga pugna frente al de Hacienda a.. Este último pretendía a toda costa que los montes públicos pasaran a manos privadas, siguiendo las directrices de la Ley Desamortizadora de Madoz (1855) Tras fundar, junto con Bernardo de Torres, la Escuela de Montes de Villaviciosa de Odón, y el Cuerpo de Ingenieros de Montes, Agustín Pascual organizó desde allí la defensa de lo que aún quedaba de los montes y bosques ibéricos. A mediados del silgo XIX ya habían desaparecido cuatro millones de hectáreas de masa arbolada, pero aún quedaban 12.500.000 hectáreas de montes públicos. El objetivo desamortizador era poner esta superficie en manos privadas. Las argumentaciones de Pascual convencieron al legislativo de que el interés privado no aseguraría la mejora y conservación de los montes: si se decretaba su venta, la producción de siglos que caracteriza a la gran masa de vegetales arbóreos no tenía plenas garantías de perpetuidad. Pascual insistió: las tenía en manos de dueños imperecederos, como el Estado. Y consiguió que, al lado de la regla general, los legisladores pusieran la excepción. Fue el primer inspector de los Reales Bosques Pensionado por la Casa Real Pascual, este insigne madrileño estudió en la Escuela de Bosques y Economía Rural de Tharand, en Sajonia (Alemania) de 1843 a 1845 y a su vuelta fue nombrado inspector de los bosques patrimonio de la Corona (Casa de Campo, El Pardo, Valsaín, Cuelgamuros y otros). Alma científica de la creación de la Escuela de Montes en Villaviciosa de Odón (1846), de la que fue cofundador, se ocupa allí del contenido doctrinal de los estudios y la enseñanza de la “Ciencia de Montes”. Posteriormente la Escuela se trasladaría a El Escorial y, a principios del pasado siglo, se estableció en Madrid. Don Agustín Pascual fue el introductor de la Dasonomía en España, es decir, los principios científicos de la conservación, cultivo y aprovechamiento de los montes. Llevado de un profundo respeto por la Naturaleza propuso -en lo que andando el tiempo serían las Instrucciones de ordenación de montes: · Que las especies de plantas leñosas a introducir en el monte fueran las espontáneas de la región. · También que según las especies, la localidad donde se encuentren y el fin para el que se necesiten determinan la elección del método de corta. · Y, por primera vez en nuestro país, que el aprovechamiento de los bosques debe hacerse atendiendo al concepto de renta mantenida y constante.
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