Fuente: NP Sociedad Española de Epidemiología
Volver atrás una medida destinada a mejorar la calidad del aire y la salud como “Madrid Central” sería un tremendo error y tan inaceptable socialmente como podría ser ahora mismo revertir la ley antitabaco o dejar de potabilizar el agua de consumo. Así lo pone de manifiesto la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) en el posicionamiento que acaba de publicar en el que recomienda con firmeza mantener Madrid Central y ampliar esta medida a otros distritos de manera progresiva. También recomienda que estas medidas se tengan en cuenta en todas las ciudades españolas donde se concentre población urbana expuesta a contaminación atmosférica.
La exposición a la contaminación atmosférica en España provoca más 38.300 defunciones prematuras anuales. Un impacto especialmente grave en ciudades como Madrid, por su tamaño poblacional y por sus niveles de contaminación. La Sociedad Española de Epidemiología, como entidad científica comprometida con la salud pública y el bienestar de la ciudadanía, aboga por actuaciones que tengan en cuenta las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para proteger la salud de la población.
En el contexto de Madrid, la SEE se posiciona a favor de una reducción significativa de los niveles de contaminación atmosférica a los que están expuestos los habitantes de la ciudad.
Madrid Central es un área que favorece la movilidad sostenible y activa
Madrid Central ha dado aliento a una ciudad que llevaba años sobrepasando los límites máximos de contaminación del aire establecidos por la Unión Europea, y sin seguir las recomendaciones salubristas de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El tráfico restringido ha tenido un impacto que se estima en una reducción del 40% de las emisiones de dióxido de nitrógeno. Esto ha reducido la exposición a los contaminantes atmosféricos. Además, potencia otros modos de movilidad más responsables con el medio ambiente (caminar, bicicleta o transporte público) y con la salud de la población.
La exposición a un aire contaminado produce muertes prematuras principalmente por causas cardiorrespiratorias. Se relaciona con efectos adversos durante los periodos de desarrollo fetal, perinatal y postnatal, tales como bajo peso al nacer, partos prematuros y enfermedad hipertensiva del embarazo. Además, se asocia con un peor desarrollo cognitivo y físico en la etapa infantil, así como con el deterioro cognitivo en los adultos. Finalmente, el aire contaminado provoca cáncer, particularmente de pulmón.